Pensar que he vivido en la soledad y tener que conocerte para saberlo. Conocer el amor…
tan pronto… cuando en otras cosas podría pensar. Conocer el amor y descubrir
las amarguras y el dolor que brinda.
Por qué te he concedido la apertura de una herida?
Ah! ¡Cómo quisiera arrancar de un manotazo el espíritu indomable de mi corazón! Cómo quisiera
arrancar con la indiferencia mi corazón de lo que siente!
Soledad que ahuecas la razón de ser de las cosas, húndete con este amor doloroso en el pasado,
sumérgete en las profundidades del olvido y borra de mi esta angustia.
¡Fuera de mi alma el arrebato! Que se llene el vacío vertiginoso de la mirada. No quiero pensar
pues me atormenta el ser el eje que gira sin cesar sobre el mismo pensamiento.
Quiero volver a la niñez de mis sentidos.
Quiero estremecerme en la paz de la inocencia, pero no es posible reencontrar aquel camino
porque mi dolor crece y madura.
20 de febrero de 1991.